La guerra entre la Unión Europea y el mundo sobre el uso de datos no parece que vaya a cesar. En lo que ya se puede llamar una guerra contra Facebook, Google directamente bajo una gran investigación por su buscador y Android en el punto de mira, el siguiente paso es investigar directamente las grandes empresas norteamericanas y el uso de los datos de los europeos.
Según Financial Times la Comisión Europea ampliará su batalla contra las grandes empresas de Internet de EE.UU. que tienen presencia en Europa. Se engloba dentro del proyecto “Mercado único digital” que engloba a todas las empresas que prestan servicios en Internet y que se mandará a aprobación la próxima semana.
Llega presionado por países como Alemania y Francia que quieren un mayor control sobre las grandes plataformas que vienen de fuera de Europa, especialmente las plataformas de vídeo como Netflix.
Los ministros de economía de Alemania y Francia declararon en un escrito la Comisión Europea su preocupación ante el auge de plataformas digitales en Europa, sobre todo las que muestran un gran catálogo y no están aportando de la misma forma que otras plataformas locales.
Creemos que el creciente poder de algunas plataformas digitales es un reto más amplio que una consulta sobre el marco regulatorio general apropiado para las “plataformas digitales esenciales”.
Una guerra contra Netflix encubierta
Para entender este “problema” de algunos países de Europa con gigantes de fuera de la región, sobre todo centrándonos en plataformas de vídeo como Netflix o Hulu, entendamos que en Europa existe una tendencia histórica a subvencionar servicios públicos desde empresas privadas.
Cuando los ministros de economía francés y alemán hablan de su preocupación por las plataformas digitales lo que quieren decir es que no quieren que empresas como Netflix lleguen a Europa y ofrezcan un amplio catálogo multimedia sin pagar un canon impuesto localmente para financiar los servicios de radio y televisión públicos, así como financiación para cine y teatro.
En España todos los grupos con presencia en televisión están obligados a pagar un impuesto al gobierno para financiar directamente películas. De la misma forma en Reino Unido se recauda un impuesto directamente a los ciudadanos por cada televisor que tienen para financiar los servicios públicos de la BBC y BBC Radio.
La llegada de Netflix en Europa supone un problema porque el público tiende a ir a estos servicios, que no pagan ningún tipo de impuesto extra como hacen las plataformas tradicionales.
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