Éramos más felices antes del arribo de las redes sociales y los servicios de entretenimiento por streaming. Al menos esa parece ser la tendencia de los más recientes estudios psicológicos enfocados a descubrir los modernos factores detonantes de nuestros episodios de ansiedad y depresión. Hace unos días Netflix era el culpable de hacernos más tristes, y ahora toca el turno a Facebook.
De acuerdo con un reciente estudio del Instituto de Investigación de la Felicidad (es en serio), ubicado en la ciudad de Copenhague en Dinamarca, los usuarios que dejan de interactuar con la popular red social presentan una mejora en sus niveles de felicidad, comparado con aquellos que lo revisan habitualmente.
Para comprobar este hecho se desarrolló una prueba, donde se reclutó a 1.095 usuarios activos y constantes de Facebook, analizando en una primera etapa sus patrones de conducta, para encontrar que el 94% de los sujetos entraba a la red sociales diariamente como parte de su rutina.
Posteriormente se formaron dos grupos: uno que siguiera con su patrón normal y otro que fue forzado a abandonar Facebook por completo. Bastó una semana para surgieran los cambios en el grupo que salió de la red social, manifestando mayor satisfacción con su vida.
El 88% de los usuarios libres de Facebook se manifestaron felices, mientras que en el grupo sin alteraciones esa cifra apenas llegó al 81%. La otra cara de la moneda viene con sus niveles de preocupación, donde los usuarios habituales llegaron al 54%, en contraste con el 41% manifestado entre las personas que fueron regresadas al año 2003.
El estudio señala que aquellas personas que abandonaron Facebook afirman disfrutar más la vida, sentirse menos molestas y más entusiastas, en razón de que uno de los cambios acontecidos a razón del cambio fue que incrementaron su vida social real, reduciendo así sus tasas de estrés.
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