jueves, 5 de noviembre de 2015

Estudio revela que algunos objetos impresos en 3D son tóxicos

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La tecnología de impresión 3D ha dado pasos gigantes durante los últimos años, y para muchos ya se vislumbra como una herramienta de trabajo recurrente para nuestro futuro cercano. Sin embargo, es momento de tener cuidado con el material utilizado para dar forma a nuestras creaciones, ya que un estudio reciente ha comprobado que algunos de los componentes utilizados para esta labor pueden ser altamente tóxicos.

De acuerdo con una reciente investigación,desarrollada por la Universidad de California en Riverside y el Allen Institute for Artificial Intelligence, algunas de las partes producidas por impresoras 3D comerciales, que se distribuyen en el mercado actual, demostraron ser tóxicas y mortales para una muestra de embriones de peces cebra, lo que ha planteado en automático el debate sobre qué tratamiento debería darse a los desechos generados por esta tecnología una vez que se popularice.

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El documento del proyecto, publicado en el más reciente número de Environmental Science & Technology Letters (vía Science Daily), marca cómo los investigadores utilizaron dos modelos comerciales de impresoras 3D relativamente populares: una Dimension Elite, fabricada por Stratasys y una Form 1+ de Formlabs para evaluar el comportamiento de su materia prima durante el proceso de impresión.

Cada modelo funciona con materiales distintos, la primera utiliza una suerte de plástico derretido para dar forma a las partes, mientras que la segunda usa resina líquida, pero ambas resultaron ser dañinas; ya que al exponer a los embriones de peces ante piezas creadas por ambas impresoras terminaron falleciendo en tasas relativamente altas, principalmente con la Dimension Elite.

Hay un punto de preocupación manifestado claramente en el estudio: existen muchas leyes y protocolos para regular la contaminación y tratamiento de desechos generados en actividades industriales, pero muy pocas para el caso de los hogares. En ese sentido las impresoras 3D podrían ser un factor de potencial peligro para el medio ambiente.

Los propios investigadores concluyen que se pueden desarrollar métodos para el tratamiento de estas piezas antes de desecharlas, ya que  al exponerlas a luces ultravioleta, durante el lapso de una hora, logró comprobarse que sus niveles de toxicidad bajaron de forma significativa.

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