El pasado 16 de septiembre el Servicio Geológico de los Estados Unidos (USGS) registró el mayor terremoto del año en la zona de Illapel, región de Coquimbo (Chile). El sismo de 8,4 grados ha provocado más de 500 réplicas en menos de una semana, 15 de ellas superando la magnitud 6 Richter.
Sergio Barrientos, director del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, aseguró en una entrevista al diario La Tercera que "después de ocurrir un terremoto tan grande como este, es un número esperable de réplicas". Eso sí, no se debe prestar para malos entendidos.
Un reporte realizado por un equipo de investigadores de la Second University de Nápoles (Italia), publicado en la revista Physical Review Letters, indica que la magnitud de las ondas sísmicas provocadas por un terremoto no tienen mucho efecto en la probabilidad de inducir otro terremoto, sólo es la frecuencia de las vibraciones, consigna Gizmodo. Para la investigación, los científicos usaron un modelo computarizado que analiza la forma en que la tierra entre las placas tectónicas son friccionadas, generando nuevos sismos luego de un gran terremoto.
"Cada falla tienen su propia resonancia acústica", asegura Lucilla de Arcangelis, una de las investigadoras, explicando que "si una señal alcanza esta frecuencia, provocará un terremoto sin que exista una perturbación de la falla".
Esto sería aplicable a las réplicas provocadas por el sismo durante la última semana en el centro norte de Chile, señalan los investigadores.
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