LIBRE DE SPOILERS: la presente nota omitirá cualquier tipo de detalles específicos sobre la trama de la película, ya que en este caso la experiencia resulta mucho más plena si se desconocen por completo los pormenores de la historia.
Presenciar el estreno de Star Wars Episodio VII: El Despertar de la Fuerza es un suceso absoluto. Social, viral y colectivo. Se trata de uno de los elementos medulares de nuestra cultura popular contemporánea; mismo que se llenó de especulación e incertidumbre desde el momento en que Disney tomó las riendas de esta franquicia en 2012.
Hoy, tres años después, llegó el momento decisivo con este primer filme que abre una nueva trilogía, con la obligación irrevocable de lograr algo excepcional, a la altura del culto que se le profesa y lo más alejado posible de lo que presenciamos en la saga del Episodio I al III. Sí, podemos respirar casi tranquilos, JJ Abrams lo logró, la acrobacia imposible, aunque la ejecución no fuera impecable.
Esa amenaza fantasma
¿Recuerdan cómo fue el estreno de The Phantom Menace en 1999? Curiosamente resultó muy similar al de esta noche: furor en los pasillos, multitudes invadiendo las salas de cine, más de un asistente disfrazado, todos unidos en un grito colectivo al leer la inmortal frase con la que inician todas las cintas de este universo.
Al terminar de ver el Episodio I sucedió un fenómeno colectivo bastante curioso, donde todos salimos eufóricos de la sala, para seguir en un trance que podía durar de 24 horas a 6 meses, antes de comenzar a notar que la película en realidad estaba demasiado lejos de la trilogía original.
El Despertar de la Fuerza podría resultar un caso similar, pero con un producto mucho muy superior, donde se plantea como resultado un nuevo canon, que respeta sus raíces y les rinde un entrañable tributo, abriendo de paso nuevas reglas para lograr en buena medida aquel universo extremo, violento, frenético y emocionante que los fans imaginaron por años, mientras George Lucas destrozaba su propio legado.
Si la trilogía anterior terminó resultando un producto muy enfocado al público infantil y alejado de sus seguidores originales, la nueva saga que plantea el Episodio VII se muestra como una producción hecha por fans y para fans.
De hecho, podría definirse al Despertar de la Fuerza como el fan-fiction más grande de toda la historia, con la fortuna de que se trata de una evolución original, casi brillante, llega de guiños a las películas que iniciaron todo, pero con una identidad propia que promete un legado que podría estar a la altura.
Es justo también señalar que la cinta no es perfecta, no podría serlo. Tiene algunos problemas de ritmo, muchos huecos en la trama, que son maquillados de manera astuta por su ritmo y secuencias, una incómoda reminiscencia a la fórmula del Episodio IV y una banda sonora que se queda corta comparada con lo que se ve en pantalla.
El Despertar de la Fuerza logra cumplir con la expectativa, pero su lugar justo entre los seguidores de este universo le será otorgado con el tiempo.
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