Chile es tradicionalmente el lugar a donde vas cuando necesitas obtener una medición astronómica. Varios de los grandes telescopios del mundo están localizados ahí, por lo que ahora, según Mario Hamuy -director del Instituto Milenio de Astrofísica-, se baraja la idea de crear un telescopio diseñado, construido y operado por Chile.
Chile tiene una gran ventaja geográfica: El desierto de Atacama. Durante 300 días al año se tienen cielo despejado y seco, condiciones perfectas para las observaciones astronómicas, porque claro que nadie quiere que una nube arruine la oportunidad de ver el tránsito de Venus. Es por esta razón que, actualmente, el 42% de la infraestructura de observación astronómica mundial se encuentra en Chile y esta cifra aumentará hasta el 70% en 2018.
Es por eso qué este es un momento crucial para posicionar a Chile como una potencia científica. Un observatorio "nacional" y un plan de formación para niños y niñas con cimientos en ciencia (matemática, física, procesamiento de datos y c.) le darían al país una increíble ventaja inicial, ayudando a romper su dependencia de capital extranjero para investigación. Al día de hoy EE.UU y el Observatoria Austral Europeo son los principales socios de la investigación astronómica en Chile.
Y según el senador Guido Girardi este es el plan de la presidente Bachelet, quién ordeno la presentación de un proyecto de construcción. La propuesta viene de Mario Hamuy y es una ampliación al Gran Telescopio de Exploración Sinóptica, un telescopio complementario que pudiera analizar -con mucha más precisión- objetos descubiertos con el telescopio principal. El proyecto tendría 6 metros de diámetro, un costo de 100 millones de dólares y sería cien por ciento chileno.
Ahora sólo queda esperar; tal vez en diez años el proyecto ya sea realidad y Chile lidere una nueva ola de resurgimiento científico en América.
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