Según las conclusiones de un estudio publicado en la revista Evolution and Human Behavior , lo que a los hombres heterosexuales tanto les atrae de nuestros traseros es la curvatura de la espalda, y no las nalgas en sí.
De acuerdo con el equipo (expertos de la Universidad de Texas), el grado ideal de curvatura lumbar es de 45.5 grados sobre las nalgas, pues genera una atracción irresistible en hombres heterosexuales.
Durante el estudio, se pidió a 100 hombres que evaluarán diversas imágenes, con diferentes curvaturas manipuladas de la columna vertebral, entre las que estaba la hipotéticamente óptima. Ésa fue justamente la elegida por la mayoría.
La explicación de este fenómeno se remonta a la prehistoria y tiene que ver con la evolución: para los hombres de las cavernas, una mujer con la espalda curveada era más apta para soportar varios embarazos sin sufrir lesiones.
El abstract lo explica de esta forma:
Entre las mujeres de tiempos ancestrales, esta curvatura lumbar habría disminuido el riesgo de hipolordosis o hiperlordosis durante el embarazo, generando así cierta presión selectiva, para que los hombres prefirieran a mujeres con curvatura lumbar como compañeras.
La investigación llega a una interesante conclusión:
La belleza no es enteramente arbitraria, ni está en los ojos del que mira, sino que tiene más bien una lógica adaptativa coherente.
Además, los encuestados durante el estudio, demostraron preferir la curvatura al tamaño: es decir que no se fijan tanto en qué tan grandes son nuestras nalgas como en su forma en relación con nuestra espalda.
Los expertos insisten en que esta preferencia heterosexual masculina data de tiempos prehistóricos y se sigue comprobando, por lo que es poco probable que vaya a cambiar de la noche a la mañana.
(Y ya que estamos hablando de nalgas, les recomiendo una buena galería de fotos: traseros sin retoques.)
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