A treinta años del trágico desastre y explosión del transbordador Challenger, Bob Ebeling, uno de los ingenieros originales de la misión en 1986, ha decidido compartir su visión sobre el incidente, compartiendo algunos detalles sobre los factores que terminaron detonando este fatal episodio, revelando de paso que más allá de cualquier desperfecto mecánico o ambiental el verdadero culpable de todo fue la carrera espacial de EE.UU. en la agonía de la Guerra Fría.
Ebeling, en entrevista exclusiva con NPR, relata que él y su equipo de ingenieros, como empleados de la compañía Morton Thiokol, contratada por la NASA para levantar el proyecto del Challenger, habían advertido desde una noche antes el inminente fallo del despegue, debido al diseño de la nave y las condiciones de clima surgidas en la madrugada del 28 de enero del 86. Intentaron advertir, pero la agencia espacial habría ignorado toda advertencia:
Fui de los pocos que estuvo realmente cerca a esa situación. Si me hubieran escuchado y esperado un cambio de clima tal vez todo habría resultado distinto. Creo que la verdad tiene que ser revelada. La NASA autorizó el lanzamiento, tenían su mente fija en hacerlo y demostrarle al mundo que ellos sabían lo que hacían, pero no fue así.
La explosión del Challenger sucedió a 74 segundos del despegue. Según la versión oficial de la NASA esto se debió al surgimiento de una breve flama en uno de los cohetes que terminó provocando la reacción en cadena. Las bajas temperaturas y el hielo registrados la noche anterior generaron que partes del ensamble de los propulsores se volviera poroso, provocando la evacuación de gases calientes y la tragedia.
Ebeling se sigue culpando por no haber encontrado la forma de detener a la NASA, pero insiste en que la Agencia le debe explicaciones al pueblo sobre los motivos por los que era imposible para ellos retrasar la misión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario