En 1977 Simon Conway-Morris, un paleontólogo británico, encontró un fósil de 508 millones de años en el área de estudio de Burgess Shale, en Canadá. En simples palabras se trataba de un cuerpo tubular de 5 centímetros de largo, 7 pares de espinas largas que sobresalían en una dirección, mientras que por el otro lado tenía 7 pares de tentáculos, además de un globo en uno de sus extremos. ¿Dónde estaba la cabeza? Ni idea, durante todas estas décadas el paleontólogo buscó descifrar este extraño fósil sin respuesta hasta hoy.
Para saber qué era lo que realmente había encontrado, en 1991 Conway-Morris descubrió un conjunto de fósiles provenientes de China, muy similares a su hallazgo, que le permitieron saber cómo vivía este animal y cómo usaba tanto los tentáculos como las espinas para sobrevivir. En estos estudios se dio cuenta que este pariente de los gusanos vivía al revés de como él pensaba.
Finalmente Martin Smith y Jean-Bernard Caron encontraron respuesta al acertijo del científico británico: El fósil en sí era la cabeza del animal. Esto lo pudieron descubrir gracias a un microscopio electrónico, puesto que Smith pudo asegurar que un par de puntos negros de un extremo correspondían a los ojos, que eran similares al de los insectos, indica Nature.
En este mismo extremo también incluía una boca, asimismo se pudo comprobar que tenía un conjunto de dientes aguja en la garganta. Detrás de la cabeza, la Hallucigenia tenía 10 pares de extremidades, los tres primeros sin garras y más delgados y cortos, lo que podría significar que fueron usados con propósitos más sensoriales, quizás como antenas, señala National Geographic.
Ver en YouTube"Creo que es bastante ambiguo lo que estamos viendo", dice Martin Smith, asegurando que "no creo que vamos a darle otra vuela ni hacia atrás ni hacia adelante".
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