La NSA sabe el revuelo que pueden causar sus reportes, especialmente aquellos que demuestran las violaciones a la ley que han cometido sus empleados. Parece que por esta razón, la controversial agencia estadounidense esperó la víspera de Navidad para publicar 51 reportes censurados dirigidos a la Junta Asesora de Inteligencia Exterior del presidente, los cuales cubren eventos desde el cuarto trimestre de 2001 hasta el segundo trimestre de 2013.
En los documentos se observan abusos, como la retención de datos aún después de la fecha en la que debían ser destruidos, así como casos en los que los datos se almacenaban en computadoras no seguras o eran enviados por correo a destinatarios no autorizados.
La publicación de los reportes es en respuesta a la demanda de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés), invocando a la Ley por la Libertad de la Información.
Uno de los casos más notados se encuentra en el documento del primer trimestre de 2012. En la sección II.B. se reporta que una analista revisó el directorio del celular de su esposo con el fin de obtener nombres y números telefónicos para vigilancia, esto durante dos o tres años.
Se especificó en el reporte que se llevó a cabo una investigación del caso y que se le aconsejó a la analista que abandone sus actividades, pero cabe mencionar que este suceso se dio a conocer porque la misma analista lo confesó, lo cual sugiere que ni siquiera la NSA conoce todos los abusos de los empleados de la agencia.
Por otra parte, este ejemplo se ocultó ante el Congreso de Estados Unidos en un reporte de 2013 pero, gracias a la ACLU, ahora es posible decir con seguridad que los errores cometidos por los analistas de la NSA son más comunes de lo que se pensaba.
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