La Universidad de California en San Diego está desarrollando una forma de robótica que pretende revolucionar la manera en que nuestro cuerpo interactúa con la medicina. Se tratan de robots con un tamaño milimétrico capaz de detectar y remover cualquier toxina que su composición sea capaz de atacar.
El estudio publicado en el volumen n°27 de la revista Advanced Material, lanzada el pasado 12 de agosto, habla de que un equipo de la universidad estadounidense descubrió que pueden usar tecnología de impresiones 3D para fabricar microbots con forma de pez de 120 micras de largo (0,120 milímetros) y 30 micras de ancho (0,030 milímetros), más pequeños que un pelo humano.
Los investigadores pueden imprimir cientos de estos en segundos, usando partículas de platino en la cola que reaccionan con el hidrógeno de peróxido. Esta reacción serviría como propulsión para que el pez mueva la cola y comience a viajar por dentro del cuerpo en el que es inserto.
Sus creadores señalan que pueden incluir otro tipo de partículas a los materiales de construcción del pez, incluyendo químicos que pueden detectar y absorber toxinas como el veneno de abeja. El estudio señala que una de las aplicaciones en las que están trabajando para estos diminutos pescados es la desintoxicación de líquidos contaminados con una toxina.
Como curiosidad, el estudio señala que los peces brillan de color rojo mientras están trabajando y que debido a la mecánica utilizada para el movimiento serían capaces de detectar hasta la más mínima gota de contaminantes.
Estos peces se encuentran en fase de concepto y realizando pruebas controladas, por lo que no se espera que sean utilizadas fuera de un laboratorio en el futuro cercano.
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