viernes, 8 de mayo de 2015

Las 10 madres más asombrosas del reino animal

Procrear es parte de instinto de supervivencia de todas las especies y quienes tenemos hijos sabemos bien que el embarazo, el parto y la crianza están lejos de ser tarea sencilla, pues requieren de mucha entrega y sacrificio.

Pero esto no pasa solo entre humanos, sino que también lo viven las hembras de muchas especies que tienen que luchar contra las dificultades que les presenta su propia biología, el clima, los depredadores, etc.

Como amantes de los animales, en Veo Verde creemos que siempre se puede aprender algo de ellos, incluso en este ámbito de la vida, quizás el más natural de todos. Es por eso que en vísperas del Día de la Madre, hemos seleccionado a las mamás más admirables del reino animal. Descúbrelas a continuación:

1. Mamá cocodrilo

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El primer puesto de la lista se la lleva la hembra de cocodrilo por  crear un nido para sus huevos 100% ecológico, hecho a base de vegetación en descomposición (compost), y que incluso tiene incidencia en el sexo de sus crías.

El calor que proporciona el nido es suficiente para permitirle liberarse de la tarea de sentarse sobre sus huevos para calentarlos.

Científicos han utilizado termómetros especiales para supervisar el período de incubación de los huevos y han descubierto que el calor no solo permite el desarrollo de los embriones hasta que rompen el cascarón, sino también se dieron cuenta de que si la temperatura es inferior a 31 grados nacerá una hembra, y si supera los 32 grados nacerá un macho.

Una vez que los bebés nacen, las madres los llevan dentro de su boca para protegerlos durante sus primeros años de vida.

 2. Mamá elefante

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Los elefantes hembras también merecen uno de los primeros puestos en la lista por dar a luz a las crías terrestres más grandes del mundo, las que pesan en promedio unos 90 kilogramos, mientras las madres tienen que soportar el embarazo más extenso entre los mamíferos: 22 meses.

El concepto de manada que tanto aplican los elefantes en distintos aspectos de su vida también está presente en la maternidad. Las crías nacen ciegas, por ende es la madre y el grupo -abuelas, hermanas y tías- el que le ayudan a movilizarse y descubrir su entorno, especialmente las jóvenes que aún no han parido, quienes hacen de verdaderas "nanas", o más bien, alomadres.

Así, se preparan las futuras madres, se protege a los pequeños que son más vulnrables y se fortalecen los lazos y la unidad del grupo, imprescindible para la supervivencia.

Durante los primeros meses el bebé elefante depende únicamente de la leche materna para alimentarse, hasta que aprende a usar su trompa para beber y traer hojas a su boca. Y, aunque ya pueda alimentarse solo, continúa mamando hasta los 3 o 5 años.

3. Mamá pulpo

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Si se trata de mamás sacrificadas, los pulpos son dignos de reconocer. Ponen entre 50 y 200 mil huevos por vez y pasan alrededor de 40 días protegiéndolos de los depredadores y generando corrientes de agua sobre los huevos para oxignarlos.

En este periodo la entrega de la madre es tal que no puede alejarse de sus crías ni siquiera para alimentarse, por lo que llega incluso a comer sus propios tentáculos para permanecer con energía.

En la mayoría de los casos, este proceso es fatal para las madres luego de la eclosión de los huevos.

4. Mamá orangután

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Las orangutanes también se merecen un puesto destacado en esta lista por tener uno de los periodos de dependencia más largos de la Tierra. De manera similar a como ocurre con los humanos, sus bebés son totalmente dependientes de ellas hasta que alcanzan los 6 o 7 años de edad.

5. Mamá salamandra negra alpina

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Quizás si fuéramos como este anfibio ovovivíparo la pensaríamos más de dos veces antes de planificar tener un hijo, ya que estas hembras baten el récord del mundo animal con un periodo de gestación de 3 años y 2 meses ¿Se lo imaginan?

Las salamandras negras alpinas viven en los Alpes Suizos, tienen 15 centímetros de longitud y solo dan a luz a una o dos crías completamente desarrolladas. La madre pone alrededor de 30 huevos intrauterinos, pero la mayoría solo sirve como alimento a los pocos que nacerán.

6. Mamá elefante marino

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 Al igual que muchas madres que he conocido, una vez preñadas las elfante marino comienzan a alimentarse mucho más de lo que lo hacen en su dieta habitual.

El embarazo dura 11 meses y dan a luz a una sola cría de color negro y alrededor de 35 kilogramos en promedio.

Las amamantan durant un mes con una leche que concentra tanta grasa que los bebés engordan hasta 4,5 kilogramos al día. Durante este tiempo la madre no se alimenta, por lo que al final del periodo puede haber perdido más de 130 kilogramos.

7. Mamá piojo de mar

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Muchas mujeres tienen miedo del parto, principalmente por temor a las contracciones y el dolor del momento de dar a luz. A todas ellas les digo que den gracias que nuestra especie es más afortunada en este sentido que el de los piojos de mar.

A estas pobres hembras les toca ser conquistadas por un macho que al mismo tiempo ha preñado a otras 20. Y por si fuera poco, luego del periodo de gestación de decenas de crías, cuando están listas para nacer éstas se abren paso al mundo exterior nada menos que engullendo el vientre y las entrañas de la madre, que no tiene más opción. Nunca más podrá reproducirse.

8. Mamá koala

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No podíamos dejar fuera del ranking a las mamás koala, marsupiales que dan una extraña dieta a sus hijos. Durante el embarazo solo se alimentan de hojas venenosas de eucalipto, que para ellas no representan ningún riesgo pues poseen intestinos llenos de bacterias especializadas para desintoxicar las hojas.

Como las crías nacen sin haberse desarrollado por completo y no poseen estas bacterias, las madres los alimentan con sus propias heces, que ya vienen desintoxicadas y con todos los nutrientes de estas plantas.

Las crías pasarán alrededor de 6 meses en la bolsa de su madre alimentándose de leche, hasta que terminen de desarrollarse sus ojos, oídos, piel y sistema digestivo.

Durante este tiempo la mamá koala duerme hasta 22 horas diarias para conservar la energía.

9. Mamá oso polar

Polar bears, Manitoba, Canada

Apartándose de toda responsabilidad, el rol de los osos polares machos en la conservación de su especie solo consiste en reproducirse para luego desaparecer, hecho que ocurre entre abril y mayo.

Recién unos 5 meses después los óvulos se fertilizan y se comienzan a desarrollar. Esto se conoce como implantación diferida. Durante este tiempo la hembra se dedica a almacenar la mayor cantidad de grasa posible.

Durante el invierno las madres buscan refugios excavando en el suelo congelado, pero sin hibernar, viviendo solo de la grasa que han acumulado. Allí dan luz a sus crías, en pleno invierno, las que se alimentan de su leche.

10. Mamá tití cabeciblancos

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Al igual que los elefantes uno de los principales méritos de los monos tití cabeciblancos es la colaboración que reciben de la comunidad luego de que nacen sus crías, que pueden ser de 1 a 2 por parto.

Los padres se involucran en el cuidado de sus bebés casi tanto como las madres, e incluso todos los adultos del grupo ayudan a buscar alimento y cuidar a los recién nacidos.

Por esto es muy importante que solo una hembra se reproduzca en un momento dado, de modo que el resto pueda ayudar a proteger el futuro de la especie.

 

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