Luis Von Ahn es un tipo carismático. Apenas unos minutos después de haber subido al escenario principal de Wikimanía, el fundador de Duolingo se había echado a la audiencia al bolso. Su historia es bien conocida en América Latina: nacido en Guatemala, alcanzó notoriedad mundial como el creador del captcha en 2000. Después, perfeccionó su idea con ReCaptcha al convertir su método de autenticación en un proyecto de digitalización de textos, empresa que vendió a Google en 2009.
Al resolver todas sus preocupaciones monetarias de por vida con la venta de ReCaptcha –se sincera Von Ahn en el escenario–, el guatemalteco decide crear una empresa de educación. Así nace Duolingo, una compañía centrada en el aprendizaje de lenguas como una alternativa sin costo para aquellos que quieren aprender otro idioma (el inglés, principalmente) para buscar un mejor trabajo o salir adelante.
Una forma distinta de aprender
Sentados en un cuarto de la sala de conferencias del Hotel Hilton de la Ciudad de México, tengo la oportunidad de charlar unos minutos con Luis. "Lo que me gustaría hacer es cambiar la educación en línea", me dice de inicio. Me explica, desde su perspectiva, cuál es el principal reto. "Seguramente el mayor problema de la educación en línea es que la gente ya no regresa. La educación offline tiene muy alta retención, porque los papás le dicen a uno que tiene que ir, el profesor le dice que tiene que ir; en la educación en línea la gente se va muy fácilmente."
"En esos cursos en línea que son por video, por ejemplo, solo 2% los completan. Lo que tratamos de hacer con Duolingo es que eso no sea cierto", señala. Luis afirma que 25% de las personas que se registran se convierten en usuarios activos fuertes. Aunque no cree que vayan a alcanzar 100% (como la educación presencial), sí cree que pueden subir sus números. El objetivo es ambicioso: "Duolingo es la aplicación número 1 educativa en cualquier tipo de educación en iTunes y en Google Play. Hoy día tenemos 100 millones de usuarios, quisiera llegarle a mil millones."
La educación personalizada es uno de los objetivos de Duolingo: que cada usuario tenga una experiencia única de aprendizaje. Para ello, Luis cita el problema 2 Sigma de Bloom. "Hay un estudio en [la década de] los ochenta [en que] resulta que la persona que tiene un tutor uno a uno tiene un rendimiento mejor que 98% de las personas que están en un salón de clase. Tiene sentido, en un salón de clases un maestro le está enseñando a 30 personas y lo que tiene que hacer es que les termina enseñando como a un alumno medio; los que están arriba de la media están aprendiendo con baja eficiencia y los que están abajo de la media no están aprendiendo casi nada, porque no entienden. Queremos que Duolingo sea un tutor uno a uno de cada persona."
Para ello, Von Ahn ha empleado desde hace tiempo inteligencia artificial y análisis de datos. "La idea es que si alguien tiene problemas con algo, nos concentramos más en eso. Medimos cosas al parecer tan pequeñas como cuando se toman, en promedio, 500 milisegundos más en responder a preguntas que tienen esta palabra; entonces quiere decir que la persona no está muy cómoda con esa palabra, entonces vamos a reforzarla más."
"La neutralidad de la red es un problema del Primer Mundo"
Un par de días antes de entrevistarme con Luis, encontré un texto del periodista Julio Sánchez Onofre, del diario mexicano El Economista, en el que el fundador de Duolingo se pone a favor de Internet.org. De hecho, su aplicación forma parte de la oferta del servicio de internet "gratuito" de Facebook. Por ello, me interesaba mucho preguntarle directamente su postura sobre el tema, en el contexto de las numerosas críticas que ha recibido el proyecto de Mark Zuckerberg.
"Para mí la neutralidad de la red es muy importante, obvio –comienza Von Ahn– pero en mi opinión, le pongo más importancia a dar acceso a la educación que a la neutralidad de la red. Para mí la neutralidad de la red es un problema del primer mundo; ya cuando se tiene que comer, ya cuando hay educación, ya cuando ya haya pasado eso, bueno, preocupémonos de la neutralidad, de todas estas cosas. Para mí hay ciertas cosas básicas: tener comida es más importante que la neutralidad de la red. Lo veo igual con la educación: tener acceso a una buena educación para mí es más importante que la neutralidad de la red."
Para Luis, aunque es importante la neutralidad de la red –concepto basado en que los datos viajen sin discriminación por la red por parte de los ISP–, lo considera "un problema menos básico". "Lo hemos pensado bastante, hemos pensado cuál debería ser nuestra posición", confiesa, "lo que queremos hacer es llevar educación gratis a todo el mundo, es lo que queremos hacer; y si existe una manera de llegarle a más personas por el hecho de que no puedan pagar por los datos, realmente no veo el mal."
El zero rating (o tasa cero) permite que los ISP móviles no carguen por el uso de datos a los usuarios al acceder a ciertas aplicaciones –de ahí, las ofertas derivadas de "redes sociales ilimitadas", por ejemplo–. Sin embargo, se ha criticado mucho este punto porque afecta la competitividad (si tienes acceso gratuito a una aplicación determinada, es probable que la prefieras a una que consume tu plan de datos). Le pregunto a Luis qué haría si estuviera del otro lado, en el que Duolingo no es esa aplicación de 100 millones de usuarios que tiene un acuerdo con Internet.org, sino una startup que está comenzando.
"Yo no creo que nosotros deberíamos tener trato especial. No espero trato especial", me responde." Si hubiera sido el otro lado –que alguien hubiera tenido trato especial en lugar de nosotros– si lo que están haciendo es llevar educación exitosa y eficaz a personas totalmente gratis, pues qué bueno. Para mí eso es más importante que nosotros tengamos competitividad; si ellos lo están haciendo bien, que lo sigan haciendo bien", cierra. Aunque noto un matiz bien intencionado en su discurso, no termina por convencerme: quizá sería bueno recordar que es diferente tener educación gratis que educación libre.
"¿Cómo te sientes ahora que has llegado hasta aquí?", le pregunto antes de terminar la entrevista. Ha sido un largo recorrido desde sus inicios en Guatemala hasta ser considerado en algún momento el intelectual más influyente de América Latina. "Me siento bastante orgulloso", me responde. "No hay razón por la que startups de aplicaciones móviles no vengan de Guatemala o de América Latina, porque para startups así se requiere poca inversión. Para una startup de salud o de robótica se requiere mucha inversión, pero en el caso de una aplicación, la inversión es poca."
Antes de marcharme, Luis me muestra su teléfono. Me cuenta que están trabajando algunas funciones nuevas en beta (casi 80% de las interacciones con Duolingo son por móviles) y que probarán algunas en América Latina primero. Me enseña una en la que responde una pregunta deslizando su dedo por la pantalla hacia la respuesta. De vuelta al escenario de Wikimanía, el aplauso es ensordecedor, unánime. Y es el que el culpable de que tengamos que escribir palabras borrosas en un sitio web para autenticar que somos seres humanos se ha robado el show en la reunión de conocimiento libre más grande del mundo. No es poca cosa.
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