El brazo de Netflix hoy en día se extiende por todos los territorios. Cada vez hay más suscriptores, cada vez el catálogo aumenta -para algunos más y para algunos menos, pero ese es otro tema- y cada vez la compañía invierte más dinero en contenido propio, sean series o películas.
Pero, ¿y qué pasa con su negocio original? ¿Qué pasa con el casi extinto mundo de los DVD que se entregan por correo?
Por si alguien no sabía, eso sigue en pie. Netflix tiene en Estados Unidos más de cinco millones de suscriptores que reciben sus películas en el buzón de sus casas. Las piden un día, las reciben al siguiente. Parece tecnología antigua, pero sigue siendo muy útil para gente que vive en lugares con mala o nula señal de internet.
Desde Netflix aseguran que dicha división no tiene fecha de caducidad. Y es más: por increíble que pueda parecer, ofrece algunas ventajas sobre el modelo de streaming; por ejemplo, títulos que se estrenan primero en formato físico y cuya versión digital se demora.
Hablando con el New York Times, el gerente general de aquella división Hank Breeggemann revela que no se puede llegar y cortar el servicio porque eso significaría "perder toda una base de suscriptores". Esos cinco millones siguen siendo valiosos para la compañía, aún cuando en 2010 los suscriptores a los DVD eran 20 millones.
Aún así, la repartición de DVDs le da a Netflix unos cuantos millones en beneficios anuales. Para Breeggemann, la clave de Netflix ha sido saber adaptarse a los nuevos tiempos. "Todos los días algo cambia y si no te gustan los cambios, Netflix es el lugar equivocado".
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