En los últimos años, la idea de promover la igualdad de género en el rubro de la tecnología ha tomado más y más fuerza.
Se quiere acortar la brecha desde las salas de clases, instancia en la que muchas niñas se desmotivan a seguir su vocación por las diferencias injustificadas que los educadores hacen con sus compañeros masculinos.
Pero al mirar a mujeres como Frances Arnold, sabemos que hay opciones y que sólo queda jugársela por lo que se quiere, sobreponiéndose a los miles de obstáculos que posiblemente se presentarán en el camino.
Para contextualizar, primero hay que mencionar que ella es una talentosa ingeniera bioquímica estadounidense que acaba de ganar el Premio de Tecnología del Milenio, reconocimiento de origen finlandés entregado a investigadores que con su capacidad de innovación, logran cambiar la vida de la gente y de su entorno.
Ella es la primera mujer en ganarlo y eso merece más que un aplauso. Con el método de evolución dirigida, que permite crear enzimas y proteínas de laboratorio para su uso en catalizadores industriales, Arnold quiere promover la idea de un nuevo código biológico útil para los humanos, como detalla la BBC.
En el rubro, este premio también es conocido como "El Nobel de la Tecnología" y con su contribución, Frances Arnold puede aportar con importantes cambios para una vida sostenible.
Partiendo desde cero, Arnold tomó el ejemplo de la naturaleza y su capacidad de evolución, y estudió el desarrollo de enzimas que pueden convertir plantas de azúcar en precursores de combustible para aviones, además de otras cosas.
Su experiencia es clave en la química industrial "verde", abarcando desde artículos de uso cotidiano como detergentes, hasta fuentes de combustible renovable que puede reducir el impacto medioambiental de los que se utilizan actualmente a partir de materias primas no renovables.
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