A casi medio año de los atentados de París la memoria y la herida siguen frescas. Uno de los principales objetivos de las fuerzas públicas de seguridad consiste en prevenir que vuelva a suceder una tragedia como la ocurrida, pero algunas de las medidas propuestas parecen atentar también contra el derecho a la privacidad de sus ciudadanos.
De acuerdo con un reporte de Marches-Publics (vía Digital Spy) la policía parisina ha revelado un nuevo proyecto de seguridad en el que planea comprar una flotilla de drones de seis hélices equipados con una cámara para monitorear de manera constante las calles de la ciudad, en la búsqueda de posibles actos delictivos graves o indicios de algún ataque terrorista.
Estos drones de alta tecnología serían capaces de capturar la placa de un automóvil a más de 50 metros de distancia, volando a una altura de hasta 100 metros de las calles de su patrullaje, integrando de paso un sistema de encriptación avanzado para prevenir posibles hackeos.
La idea es que este escuadrón esté listo y operando para el Tour de France y la Euro 2016, pero algunos grupos activistas ya han reaccionado, cuestionando el grado probable de intrusión y mal uso que se le podría dar a estos drones.
La idea detrás de este escuadrón de drones puede parecer sensata, pero para más de uno no se trata de nada más que un sistema de vigilancia justificado a raíz del miedo.
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