La proliferación y masificación del acceso a las redes sociales ha provocado diversos efectos que no necesariamente son agradables a la hora de navegar por la red. Uno de ellos es la presencia de los denominados trolls, quienes a pesar de existir desde tiempos en los que los foros de conversación eran la instancia de debate en el ciberespacio, han logrado tener una figura importante en las actuales plataformas y han generado varios malos ratos a otros usuarios, debido a sus comentarios agresivos o por otras faltas de respeto.
En un principio, uno pensaría que esto se ha debido a la impunidad que otorga Internet y que les permite actuar con otros nombres, pero un estudio llevado a cabo por un grupo de sociólogos de la Universidad de Zurich dio cuenta de que, contrario a lo estipulado, el comportamiento más desagradable lo tenían quienes se identificaban por su nombre y no bajo un apodo.
El resultado fue publicado en la revista PloS One, en el que Lea Stahel, una de los cabezas del proyecto, indicó que tras observar las publicaciones en línea de una plataforma de medios de comunicación alemana entre 2010 y 2013, en el que se revisaron 532.197 comentarios de unas 1.600 personas, se pudo comprobar que la mayoría de estos provenían de los autores con identificación.
¿La razón de esto? Según expertos, se debe a que los trolls son por lo general reconocidos y recompensados en sus redes sociales, por lo que es mejor que estos cuenten con una identidad clara. De hecho, suele pasar que este tipo de personajes, al momento de emitir un mensaje desagradable contra alguien, la mayoría de su grupo cercano en redes sociales dirá que está en lo correcto.
Además, el estudio sugiere que combatir el anonimato en Internet no resolverá el problema del acoso en línea, y por el contrario, el provocar que todos hablen con su nombre puede agravar la creación de dinámicas de grupo en el que los usuarios son más propensos a seguir a otras personas porque comparten ciertas creencias.
Por lo visto, el atacar las expresiones de odio con la idea de tener una identificación clara no es el método más eficaz para atacar a los trolls. La solución, por lo visto, pasa por seguir intentando cumplir con la civilidad en el trato en línea, aunque decirlo es más fácil que aplicarlo.
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