Me he dado cuenta de que cuando una mujer juega una partida en línea le pueden pasar dos cosas: le llueven los hombres, o le llueven los comentarios mala leche. “Hola, guapa”, “¿Eres mujer?”, “Agrégame” versus “¿Qué haces acá?” y el clásico “Ándate a la cocina”. Tranquilos, no vengo a darles la lata ni a llorar con el típico tema: “Oh, pobres de nosotras, siempre nos ofenden”. Nunca aprobaré los comentarios discriminadores, pero tampoco necesitamos seguir llenando la web con ese cliché.
Llegó la hora de defenderse y sin la ayuda del príncipe azul dispuesto a rescatarnos. No, señor. Nosotras mismas las mujeres nos podemos defender solas, mostrando nuestro conocimiento y nuestras habilidades, tanto dentro como fuera del juego, en el mundo “real”, así que dejemos que los hechos hablen por sí solos.
Ana Guajardo (29), más conocida por su seudónimo “Ana Sagara”, es directora de marketing y comunicación de Fan Viña y editora en El Switch; y Maureen Berho (26) es co-fundadora de Niebla Games, los creadores del juego Causa, Voces del Ocaso, y hace poco fue nombrada como directora de VG Chile, la primera mujer en entrar en esa directiva. Ellas son solo dos mujeres de muchas que se han insertado en un mundo que es masculino.
Así es, querámoslo o no, las mujeres somos vistas como minoría en el mundo de los videojuegos. Y para cambiar eso, tendría que explotar el planeta y hacerse de nuevo porque está relacionado con un tema cultural ultra antiguo. Ya entraremos en ese tema más adelante, pero primero déjenme darles un background sobre las chicas que me dieron una mano en esta conclusión.
“Sagara” creció rodeada de videojuegos, entre computadores de su casa (un Commodore 64) y varios tipos de consolas que tenían sus amigos. Su papá viajaba mucho, y como en los 90’s estaba el boom del Nintendo y luego del Super Nintendo, le traía varios cartuchos (cartridges) desde Estados Unidos. Nunca dejó de hacer sus tareas por los juegos, pero a veces se quedaba jugando hasta las 5 am cuando tenía solo siete años.
Por otro lado, a Maureen la influenció su hermano dos años mayor cuando eran chicos. Pasaron por el Atari, el Sega Genesis y el PlayStation. Ella estudió sociología, pero siempre le ha gustado “inventar mundos de fantasía y la ilustración”.
Así, ambas fueron formando un pasatiempo que realmente le apasiona desde pequeñas y que se mantiene hasta hoy. Una como jugadora/redactora y la otra como desarrolladora, están insertas en el mundo de los juegos.
Al momento de jugar, prefieren hacerlo con sus amigos antes que jugar en línea. Allí se han encontrado con comentarios como el de la cocina que mencioné al principio. “Cuando me ha tocado jugar en grupo abierto sí me he encontrado con eso, ya sea por tu nick, ya sea por tu voz, y de verdad es súper desagradable. Entonces yo opto por jugar con mis amigos online”, cuenta Ana.
El asunto es con las partidas públicas, porque cuando una juega con amigos generalmente no hay problemas. Usualmente son los rata niños chicos que lanzan insultos a tontas y a locas, por lo que no podemos tomarlos muy en serio. “No me voy a amargar una tarde de videojuegos por culpa de ellos”, me decía Ana.
Sin embargo, tanto ella como Maureen mencionan que a nivel de prensa o industria esto no pasa. “En la industria del desarrollo de videojuegos no existe una discriminación hacia las mujeres. Con el mismo curriculum vitae, las mismas capacidades y mismos méritos tienen igual oportunidad de desarrollarse como profesional en el ámbito de los juegos”, me dijo esta última.
En realidad, como me dijo Carolina “Vampire” Burgos, de Kiss My Bit y RocketWin, “las mujeres no son un tema en el mundo de los videojuegos, son parte de él hace mucho tiempo, tanto creando, jugando, escribiendo, dirigiendo y opinando”. Es verdad, solo tenemos que hacerlo notar más y es un deber que tenemos nosotras.
De igual manera, siempre hay uno que otro hombre que se sorprende al ver una mujer entremedio de algún evento relacionado a este ámbito. Ya no es tanto el factor sorpresa, pero aún así, no está equitativa la cosa, sigue siendo un mundo de hombres.
Maureen le atribuye esto a dos factores. En primer lugar, dice que la sociedad ha hecho que “las mujeres se dediquen mucho menos a tareas creativas y tecnológicas y se dediquen más al ámbito administrativo o tareas de apoyo”. Es la cultura la que ha formado esa idea desde tiempos remotos. Términos como “violencia” (por los juegos de pelea, por ejemplo) siempre han sido vinculados más a los hombres. Pero no saben nada que a nosotras nos encanta ametrallar en el mundo virtual también.
En segundo lugar, a raíz del factor anterior, Maureen dice que en los 80’s y 90’s “las compañías desarrolladoras enfocaron todo el marketing de los juegos al público masculino”. Se imaginan si en esos años hubieran hecho más propaganda para las niñas? No hubiéramos jugado tanto con la Barbie. En esa época no nos llamaban a sentirnos representadas con los juegos. De igual manera, varias de nosotras nos pusimos a jugar videojuegos. Probablemente éramos vistas como machorras, pero eso daba lo mismo, porque de verdad nos gustaba jugar.
Sea como sea, la industria ha ido cambiando con los años. Cada vez son más las mujeres que son líderes ahí, tanto como personajes de los juegos y en el desarrollo de éstos. Pero esta seudo popularidad ha llegado incluso a las famosas niñas que se sacan fotos jugando PlayStation y aparecen con un control de Xbox. Para Ana, “le hacen más daño a la industria que un bien. La verdad es que la galla con mucho escote con un control, no hace más que seguir dejando a la mujer como objeto en videojuegos, a pesar de que venda mucho”. ¿Cómo sería Bayonetta con pantalones largos y una polera suelta? ¿Sería más aburrida? Les dejo a ustedes esa pregunta que me hizo Ana cuando conversamos.
Independiente de ese tema, como mujeres debemos hacer un mea culpa. Si más mujeres de verdad se interesaran más en los juegos no seríamos vistas como minoría. Siguen habiendo mujeres que ven el tema de los videojuegos como algo para hombres. Ellos nunca les han dicho que no jueguen (o quizá sí en las partidas públicas pero dejemoslo ahí), simplemente no juegan porque lo ven como un tema masculino. Como dijo Ana, “hemos sido las propias mujeres quienes no nos hemos metido a jugar más”.
El objetivo final es que seamos vistos de igual manera, como personas, sin hacer la distinción entre hombres y mujeres. Y para eso, nosotras tenemos que lanzarnos en el mundo de los juegos sin importar lo que piense el resto. Al final, no podemos estar discutiendo por cuál género es mejor para cada ámbito. Si a todos nos gusta jugar, hagámoslo juntos.
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