Un grupo de investigadores acaba de publicar un proyecto científico que parece sacado de una novela futurista espacial por su peculiar meta: instalar miles de celdas solares en la Luna, para enviar la totalidad de esa energía a la Tierra, logrando con ello abandonar todos los sistemas actuales que complican la situación del cambio climático.
La energía solar ha llegado a un punto en donde puede convertirse en el mejor recurso para mantener activas las industrias mundiales sin dañar tanto al planeta. El ejemplo de ayer con el Aeropuerto Internacional de Cochin en la India marca el precedente de que es posible dar el salto completo a usar únicamente esta clase de sistemas y abandonar los tradicionales. Pero instalar paneles solares en la Luna para mandar esa energía a la Tierra implica algunos retos adicionales.
Para energizar completamente a nuestro planeta sería necesario cubrir una superficie de aproximadamente 258.367 km², lo que equivale al 92% del área de Nevada, Estados Unidos. Así lo afirma Justin Lewis-Weber, principal autor del documento publicado en la última edición de New Space.
Ver en YouTubeContar con esa extensión territorial en la Tierra es complicado, por las dimensiones y los periodos necesarios nocturnos, pero en la Luna hay bastante espacio y la luz del sol es mucho más fuerte en su impacto, lo que no vuelve tan descabellada la idea. El problema reside en cómo financiar el envío de las celdas al espacio y cómo transmitir la energía al planeta.
Paul Jaffe, parte del proyecto, comparte en entrevista con Popular Science la idea de utilizar microondas para enviar la energía colectada a nuestro planeta, a una intensidad lo suficientemente baja para no freír a la humanidad (a menos que el Dr. Evil se adueñe del sistema). Pero el problema más grande es el financiamiento, ya que enviar la cantidad de celdas necesarias costaría billones de dólares.
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