martes, 11 de octubre de 2016

VISA ofrece al consumidor la oportunidad de gestionar sus tarjetas

Solicitar una tarjeta es un proceso sencillo que a la larga puede tornarse una costumbre difícil de ignorar. Con muy poco control sobre una tarjeta, el consecuente endeudamiento del tarjetahabiente termina dejándolo reflexionando, ya con el crédito limitado para emergencias, o sin dinero en la cuenta de ahorros que serviría para un beneficio propio.

Por fortuna, VISA ha introducido el servicio Consumer Transaction Controls (CTC) que brinda al consumidor la facultad de gestionar sus tarjetas, sin distinción de marcas (Visa, MasterCard, American Express, etcétera), sea de crédito, débito o prepagada. Esto le permite establecer reglas para limitar cuándo, dónde y cómo se pueden usar las tarjetas.

Para ello es necesario que el tarjetahabiente se inscriba en CTC a través de la web o aplicación móvil del banco al que está afiliado el emisor o comercio donde realiza sus compras. Una vez inscrito en el esquema de autocontrol, Visa notifica al comercio sobre el registro, para que en compras futuras con una tarjeta registrada en CTC se apruebe o decline una transacción.

Por ejemplo, mediante la gestión de una tarjeta, su titular restringe el monto que puede gastar, en qué tipo de productos o servicios e incluso cuándo y dónde pagar (por tipo de comercio o ubicación). Cuando se realice una compra, el emisor se comunica con CTC para decidir si aprobar o declinar la transacción conforme a las reglas establecidas previamente por el tarjetahabiente.

Mediante las APIs de CTC disponibles a través de la plataforma VISA Developer Center, el comercio determina las reglas disponibles para el consumidor, mismas que se pueden implementar a un bloque de tarjetas o de manera independiente. Cuando una de ellas se vea involucrada en una transacción que debido a una regla no puede ser autorizada, el titular recibirá una notificación con información de la compra y la razón de la declinación.

La utilidad de CTC toma notoriedad cuando un tarjetahabiente administra las tarjetas de sus dependientes, por ejemplo, empleados o miembros de la familia, a quienes les limita el monto de gasto máximo o restringir dónde, cuándo y qué pueden comprar. En caso de pérdida, la tarjeta puede bloquearse para evitar un mal uso, previniendo fraudes o deudas potenciales.

Ofrecer un mayor control sobre la forma en que se utiliza una tarjeta es relevante para aprender a tomar consciencia de las compras. Por su parte, la gestión permite que quienes dependan del titular se adhieran a las reglas de compra, logrando que de ninguna manera puedan pasar por alto sus restricciones, lo cual beneficia principalmente al tarjetahabiente.

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