Un grupo de investigadores de la Universidad de Washington ha estado haciendo varias pruebas en individuos para transmitir contraseñas utilizando la anatomía humana como canal conductor de estas.
Técnicamente con esto podríamos almacenar información dentro de nuestros hermosos cuerpos y luego transmitirla; los enlaces producidos serían únicos por persona. Los muchachos de Washington dicen que se trataría de una de las formas más seguras de utilizar contraseñas u otros datos confidenciales sin el temor de que estas se filtren por el aire y sean interceptadas como, por ejemplo, las redes Wi-Fi, además de ser un método inofensivo para nuestro organismo.
¿Como funciona? Las contraseñas son enviadas a través del cuerpo usando transmisiones de baja frecuencia generadas por sensores de huellas digitales y dispositivos con sensores táctiles de uso diario (smartphones, notebooks, etc); luego la señal es enviada a otro dispositivo para activarlo. En el ejemplo gráfico utilizado (imagen superior) se envió una contraseña mediante una señal producida por el smartphone a través del dedo; con la otra mano, la señal recibida puede abrir una perilla de puerta equipada con un dispositivo inteligente. Se han realizado pruebas hasta ahora con 10 sujetos de diferentes contexturas físicas y en todos los casos los resultados fueron positivos.
Otras aplicaciones proyectadas serían enviar informaciones a smartwatches, llaves, lectores de glucosa y otros dispositivos utilizados para la salud. El equipo de investigación de Washington está sumamente orgulloso de estos logros, ya que aplicaron usos no convencionales a una tecnología ya existente que no estaba sacando el provecho necesario y que podría cambiar por completo la manera en que se interactua con objetos de la vida cotidiana.
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